La estrategia Carry Trade es ampliamente conocida y utilizada, especialmente entre inversores institucionales. Consiste en pedir prestado en una divisa con tipos de interés bajos para invertir en productos denominados en divisas con mayores rendimientos. Por ejemplo, una empresa de inversión global podría financiarse emitiendo bonos denominados en Yenes a 10 años al 0,70 %, cambiarlos e invertir en bonos italianos a 10 años al 4,35 % o en acciones farmacéuticas estadounidenses con una rentabilidad por dividendo del 6 %. Es una estrategia bastante cautelosa que funciona gracias a diferentes flujos de caja. Otro punto muy interesante es que la divisa que se vende y que tiene una tasa de interés baja, presenta fundamentales que tienden a hacer que se deprecie frente a la contraparte, lo que también da como resultado la posibilidad de ganancias de capital (por el cambio en el precio del cross)
Históricamente, CHF y JPY han sido monedas con las características adecuadas para este propósito: unas economías robustas y seguras, tasas de interés bajas en comparación con otras economías avanzadas y un mercado de financiamiento suficientemente grande. Lo que suele ocurrir es que en momentos de mayor propension al riesgo, con los mercados accionarios (pero últimamente también los mercados de materias primas o bonos) al alza, los inversores venden estas divisas para poner su dinero a trabajar en activos de mayor riesgo: cuando la confianza del mercado falla provocando una caída en precios de los activos de riesgo, las posiciones cortas se cierran, lo que lleva a una rápida apreciación de sus valoraciones, lo que hace que se comporten como activos refugio.
Parece pero que últimamente ha habido una clara preferencia por el JPY en este sentido: tanto el USDCHF como el USDJPY habían subido de forma convincente desde finales de 2020, tras la crisis del Covid, confirmando el repunte en curso en los mercados de riesgo. Sin embargo, el último tramo al alza en los índices mundiales (que comenzó en octubre de 2022) solo vio la depreciación de la moneda japonesa, mientras que el CHF volvió a acercarse a niveles estadísticamente altos para la última década.
Aquí es donde entra en juego el banco central suizo, el SNB, que ha decidido combatir una inflación demasiado obstinada por encima de su objetivo mediante intervenciones directas en los mercados: a lo largo de 2022 vendió reservas de divisas (principalmente EUR) para cubrirse de los efectos desinflacionarios de un franco fuerte (UBS estima que solo en Q322 realizó compras por 3.500 millones de francos suizos). Los analistas esperan que esta tendencia continúe en 2023 (las reservas de divisas totales se acercan a los 900 000 millones de francos suizos). Por el contrario, en Japón, el gobernador del BOJ Ueda cree que es probable que la inflación vuelva a bajar por debajo del 2% a mediados del año fiscal actual y ha sido bastante moderado (dovish) en más de una ocasión (hablando de expansion cuantitativa y control de la curva de rendimiento).
Todo esto ha creado una situación en la que el cruce CHFJPY está en su punto más alto desde 1979 (154,35), ya que los inversores claramente prefieren vender la divisa japonesa (que, por cierto, tiene un diferencial de tipos negativo frente al franco). Es muy interesante ver cómo se comportó el cruce durante los eventos de riesgo: la caída sustancial de este año se produjo junto con la crisis bancaria de EE. UU. y la quiebra de CS; En 2022, que había sido un año negativo para los índices y las acciones, la mayor caída del CHFJPY se produjo entre abril y mayo, justo cuando la caída de la renta variable fue más fuerte, y en diciembre, cuando el mercado volvió a estar en niveles bajos. En resumen, lo que podemos deducir es que mientras los precios de los índices y las acciones permanezcan sesgados al alza (y el marco de política monetaria siga siendo el mismo), la tendencia actual que favorece al CHF sobre el JPY continuará; en cambio, en tiempos de mayor riesgo, en los que los inversores también se mueven hacia el USD, es probable que prefieran vender algo de CHF, en lugar del JPY, que ya está fuertemente vendido.
Análisis técnico
Últimamente ha habido algunas turbulencias en el cruce CHFJPY (así como en los índices mundiales cerca de sus altos de 2023) que, una vez que alcanzó el área de 153.70, retrocedió a sus máximos de 2022 en el área de 150 (antes de ser ofertado nuevamente). MA, Trend, Momentum muestran la misma imagen: positiva. Tanto el RSI como el MACD divergen, aunque muy poco. Las referencias aquí son los máximos actuales (153.60 – 154), luego la línea de tendencia alcista más pronunciada (ahora pasa alrededor de 152), finalmente 150.50 y los máximos del verano pasado en 149.50. Para que ocurra un retroceso, lo más probable es que suceda lo mismo en los índices globales: mientras continúen subiendo, también debería hacerlo el CHFJPY.
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Marco Turatti
Analista de mercado
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